Del libro “El Diosero” de
Francisco Rojas González.
El relato comienza cuando el
señor Luterio se encuentra con 2 jóvenes y les cuenta como se hizo la plaza de
Xoxocotla. La historia de la plaza data de cuando Don Luterio era delegado
municipal y un día mientras el candidato a la Presidencia de la República
estaba de gira se les descompuso el carro así que se detuvieron ahí en
Xoxocotla.
El candidato se acercó a
Luterio preguntándole sobre que necesitaba el pueblo, a lo que éste respondió
que la plaza debería tener mejoras para no estar tan triste, una escuela, mejor
servicio de agua y una buena maestra. A las peticiones el candidato dijo que sí
e incluso le hizo promesa. Don Luterio por las experiencias que antiguos
políticos le habían dejado no le creyó, a Don Eleuterio, el candidato, lo tomo
a broma e incluso le hizo gestos burlones.
Pero cual habrá sido su
sorpresa cuando al año llegó Tirso Moya un muchachito del pueblo y le dijo “Ándele,
Tata Luterio, qui‘hay lo busca el Presidente”, Don Eleuterio como no lo creía después de
mucho rato lo fue a buscar al pueblo, al verlo se dio cuenta, por su forma de
pararse que ya lo habían ascendido a Presidente de la República, se acercó de
inmediato a éste que estaba rodeado de niños y pues en honor a que había
regresado al pueblo pidió una última cosa que en la plaza se le hiciera un
monumento para honrar a quién cumplió sus promesas.
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